
Antonio Lerma Garay
A mi hermana Livier, quien a menudo
rememora y se ríe de esta historia.
Recuerdo bien que durante mi niñez en el patio de la que era mi casa había un árbol de guamúchil y uno más en el de la casa contigua. En ésta vivían mis primos y como ambos corrales se comunicaban, pues nunca nos faltaba aquella fruta tan especial. Pero un día...