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sábado, 31 de enero de 2015


viernes, 30 de enero de 2015




Ingenio Azucarero: engaños y gritos de protesta


Ingenio Azucarero: engaños y gritos de protesta Martín Martínez Atropellos con tolerancia gubernamental Poderosos favorecen a los empresarios La semana pasada circuló en las redes sociales un video de un ex trabajador de la empresa Agrícola Ohuira, del corporativo del Ingenio de Los Mochis, que advertía al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, como si este lo escuchara, que “Sinaloa se podría poner peor que Ayotzinapa”. En el video se ve a un hombre molesto que dijo llamarse Javier González. Durante la filmación, expone el conflicto que mantienen ejidatarios, jubilados, obreros y ex empleados de confianza con la compañía azucarera porque ésta detiene el pago de 25 semanas de sus salarios, las cuales – dijo- dueños del Ingenio pactaron liquidarles el 25 de diciembre de 2014 y hasta el momento no ha cumplido. En el video, Javier González lanza acusaciones y dice que se reprimen las manifestaciones que se han hecho en la ciudad por este tema y se protege a los empresarios del Ingenio, encabezados por Alejandro Elizondo, cuyo padre, Guillermo Elizondo, pretendió en el gobierno calderonista controlar hasta el agua de riego mediante un pacto suscrito por el ex director de la Conagua, José Luis Luege Tamargo, según revelaron productores del sector primario privado. El día 16 de diciembre del 2009 el grupo AGA, en ese entonces dueños de la Compañía Azucarera de Los Mochis, S.A. de C.V., la cual conocemos comercialmente como Ingenio Mochis y su filial Agrícola Ohuira, sin previo aviso a los trabajadores, declaró el paro de la empresa por insolvencia de pago, dejando fuera al 100 por ciento de los obreros sindicalizados, empleados de confianza y del campo. Al momento del cierre, el grupo AGA no liquidó a los trabajadores de confianza la quincena ni a los obreros la semana, menos les cubrieron los aguinaldos y se llevaron la caja de ahorros de los empleados. Esa sería una primera amarga navidad para los herederos de Salvador Esquer Apodaca, líder nacional de los cañeros, a quien en la colonia 12 de octubre de Los Mochis se erigió una estatua. A mediados de enero del 2010 se dio la noticia de que tres empresarios mochitenses habían llegado a un acuerdo con el grupo AGA para adquirir la fábrica, dato que alegró a cientos de empleados, quienes creyeron que, por ser de Los Mochis, los nuevos dueños entenderían lo que representa para el municipio de Ahome y la región la factoría, origen y primer destino de la ciudad de Los Mochis. Los nuevos dueños, que adquirieron el ingenio con todo y deudas, iniciaron con el pie izquierdo la administración. Obligaron a los sindicalizados y a los empleados de confianza a firmar acuerdos condicionantes. Los empleados en general sacrificarían prestaciones que marca el “Contrato Ley de las Industrias Azucarera, Alcoholera y Similares de la República Mexicana”, con el fin de cooperar, para preservar su fuente de trabajo. Dejaron de recibir prestaciones, como la estipulada el Contrato Ley, en su: ARTÍCULO 31. Las empresas están de acuerdo en otorgar a los trabajadores sindicalizados de planta permanente, de planta temporal y eventuales, como prestación de previsión social, una ayuda mensual de $371.00 (TRESCIENTOS SETENTA Y UN PESOS 00/100 M.N.), para compra de despensa familiar, a través de vales de despensa o de cualquier otro medio según se convenga con la Sección o Sucursal correspondiente. Los empresarios, por su parte, se comprometieron, bajo convenios firmados y avalados por la Junta de Conciliación y Arbitraje, que estas prestaciones sacrificadas se les regresarían en tres años o de llegar a las 100 mil toneladas de azúcar dentro de esos tres años considerando que se iban a tener muy buenas zafras, los empresarios no respetarían este acuerdo. Con estos acuerdos a favor de los empresarios, el día 10 de Febrero del 2010 se abrieron las puertas del Ingenio, regresando la esperanza de miles de familias que dependen de la factoría. La zafra se reinició los primeros días de abril. Tras superar los conflictos y con un mantenimiento emergente a los fierros del siglo pasado que son la base de esta historia y después de casi un mes sin laborar, los obreros trabajaron como si la fábrica fuera de ellos, tras una zafra corta la producción de azúcar fue muy buena, 22 mil toneladas. Este esfuerzo de los empleados permitió a los empresarios pagar los sueldos atrasados en tres parcialidades, regularizando el pago de nóminas el resto del año. Las cosas marchaban muy bien, tanto que por primera vez se certificó a la empresa en ISO 9000 y obtuvo la distinción de EMPRESA SOCIALMENTE RESPONSABLE, pero a finales de ese año la incertidumbre entre la clase obrera volvió al salir a la luz conflictos entre los socios. Alejandro Elizondo, Rodolfo de la Vega y Luis Puente Pérez, ventilaban sus diferencias en los medios de comunicación. Luis Puente se negó a aprobar los estados financieros que le presentaban los otros dos socios. Puente argumentó que existían malos manejos y un descomunal despilfarro, la creación de nuevos puestos para colocar a familiares y amigos con sueldos excesivamente altos, desplazando a empleados de mucha experiencia y antigüedad. Trascendió, dentro de la creación de nuevos puestos, la contratación de un Director General, con un sueldo de casi 300 mil pesos mensuales. El flamante Director adquirió un software para el procesamiento de datos, Sistemas, Aplicaciones y Procesos (SAP), de origen alemán, que se alimenta de los datos que se cargan y procesan dentro de un entorno; el sistema se encarga de producir información útil para la toma de decisiones, este programa le costó más de 25 millones de pesos. Dejando el mantenimiento general (que normalmente dura tres meses) de las máquinas para otra ocasión, se redujeron los programas de combate a la rata de campo, despidió a personal de campo, argumentando una reingeniería laboral, implemento una “política de austeridad”, que sólo alcanzaba al personal obrero y de campo. De ser una empresa que producía la mejor azúcar a nivel nacional paso a ser una empresa organizadora de eventos sociales, empezaron a derrochar dinero en conciertos, comidas, exposiciones y películas. Mientras esto sucedía con la “Nueva Administración”, los obreros sacaban la casta por los empresarios, pues la producción azúcar creció; en 2010, 22,000 toneladas; 2011, 38,000 toneladas; en 2012 53,481 toneladas; y, en 2013, 53,947 toneladas. Como vemos, en tres años la producción de azúcar rebasó las 100 mil toneladas que los dueños se impusieron para regresar a obreros las prestaciones recortadas desde el 2010 a los casi 4 mil trabajadores. Los obreros cumplieron con su parte, los empresarios no. En abril de 2013, la situación se complicó, ya que la Subdelegación del Instituto Mexicano del Seguro Social embargó maquinaria agrícola, camionetas y tractores resguardados en el almacén de la compañía, con el fin de cubrir el adeudo que tienen por incumplir en el pago de las cuotas obrero-patronales. Los bienes confiscados fueron 2 grúas, 6 camionetas, 2 rastras, 1 taller móvil, 1 camión de combustible y 2 tractores. La crisis del ingenio se hizo más evidente cuando en diciembre del 2013 fueron despedidos 60 trabajadores de confianza, por el simple hecho de reclamar cuatro meses y medio de salarios, la devolución de la caja de ahorros y el aguinaldo. Este fue el pecado que cometieron los empleados: no comprendieron que “la empresa les hacia un favor al tenerlos ocupados”, si ya habían renunciado a prestaciones en 2010, ¿Por qué no renunciar a estas otras? Ya se cumplió un año del despido y hasta la fecha los empleados no han recibido un solo peso que legítimamente se ganaron, ¿las autoridades? Piensan que con repartirles despensas pueden sostener a su familia, pagar el recibo de la luz, el agua, colegiatura, gas, renta y demás necesidades básicas. Después de un año, los obreros y empleados de confianza, desesperados porque sus problemas no se resuelven, porque el gobierno no los apoya, se han manifestado por las calles de la ciudad de Los Mochis, bloqueando avenidas, marchando y haciendo plantones ante la propia fábrica. La policía y la represión El 15 de enero, un grupo de la Policía Ministerial irrumpió en las instalaciones Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Azucarera, deteniendo a dos obreros, lo que provocó, después, un bloqueo de la calle Zaragoza, frente a las instalaciones de la Subprocuraduría Regional de Justicia en la Zona Norte, pues los trabajadores que exigía la liberación de sus compañeros. Los líderes fueron liberados. El pasado 20 de enero, unos 300 obreros y sus familias, salieron a las calles para exigir el pago de más de 70 millones de pesos de salarios correspondientes a 25 semanas, exigieron castigo a los empresarios Alejandro Elizondo Macías y Rodolfo de la Vega Valladolid, dueños de la empresa. LEER ARTÍCULO COMPLETO EN http://www.amanecersinaloa.com/J25/index.php/en/114-noticias/3942

jueves, 29 de enero de 2015


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