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lunes, 6 de noviembre de 2017

Cines que se fueron

Antonio Lerma Garay
A principios de los años setenta del siglo pasado los cines que había en Mazatlán eran propiedad de la gubernamental Compañía Operadora de Teatros, COTSA. El «Diana» era considerado el mejor, se ubicaba en la calle Ángel Flores, entre Benito Juárez y Aquiles Serdán, donde hoy se encuentra una iglesia. Sobre la calle Aquiles Serdán, casi esquina con Galeana se encontraba el cine «Reforma», cuyo edificio abandonado aún subsiste. En esa misma calle, entre Morelos e Hidalgo, se encontraba el cine «Zaragoza» demolido para construir ahí la tienda Coppel.
Existían dos cines más cuya peculiaridad era que no contaban con techo, por ende comenzaban las funciones casi al ocaso. Se trataba de los cines «Terraza Mazatlán», en la colonia Reforma a un costado del mercado; y el «Ángel Flores» sobre la calle Germán Evers casi esquina con Zaragoza.
En ese entonces resistían estoicamente los restos de otro cine sin techo, el «Tropical» que se ubicaba sobre la calle Aquiles Serdán justo donde ahora se halla el mercado de las camaroneras.
Pero también existió un «cinito» que era un carro de una compañía refresquera, si no mal recuerdo la Coca Cola, que de vez en cuando llegaba hasta la esquina de las calles Corona y 18 de marzo para proyectar gratuitamente una obra cinematográfica. La asistencia tanto infantil como de adultos era muy buena. La pantalla de este cine errante era la blanca pared de la casa que aún se encuentra en la esquina noroeste. También en más de una ocasión en la iglesia de Fátima se proyectaron películas pero que eran de corte católico, incluida una en contra de los métodos anticonceptivos.
De lo anterior se puede deducir que los cines de aquella época se hallaban en el Centro, y si bien uno de ellos se ubicaba en la colonia Reforma, bastaba con cruzar la avenida Gutiérrez Nájera para estar en aquella zona.
Los cines anunciaban sus funciones en las estaciones de radio local comenzando sus comerciales con la siguiente entradilla: «La Compañía Operadora de Teatros y la Gran Cadena de Oro presentan hoy…» La Gran Cadena de Oro era la otra compañía gubernamental que manejaba las salas de cines en el país.
Hacia 1974 se proyectó en el cine Zaragoza la película «Terremoto», la primera en contar con el efecto sonoro «Sensurround», que con sus enormes bocinas hacía vibrar hasta los asientos. Luego vendría «La Batalla de Midway» con el mismo sonido.
En algún período el Zaragoza y el Reforma competían proyectando películas para adultos, de esas en las que el argumento sale sobrando y lo que importa es mostrar tetas, nalgas y bellos púbico. Con esto, ambos se convirtieron en el lugar de citas en los que homosexuales acudían en busca de la conquista del día y, claro, jóvenes que se prostituían o se dejaban conquistar. Con el paso del tiempo el Reforma se quedó cumpliendo con esta función social.
Hacia el año 1972 se inauguró el «Cinema Delmar 70», de la Organización Ramírez, que se hallaba sobre la hoya avenida Ejército Mexicano, esquina con Jesús García. Fue en este cine donde supe lo que era una matiné, cuando un sábado vi la película «Bomba. El Niño de la Selva» la competencia e imitación de Tarzán.
Hacia mediados de dicha década fueron inaugurados en pleno centro, en la Plaza La Concordia, dos salas cinematográficas más modernas y a la vez mejores: los cines «Acuario» y «Escorpio» que, debido a su éxito total, no tardaron en convertirse en tres salas cuando se adicionó la «Tauro». En alguno de los dos primeros me tocó ver la impactante película belga «El Amor es un Perro del Infierno» y, claro, muchas más.
También en esos años aparecieron los «Multicinemas», también de la Organización Ramírez, en una pequeña plaza comercial ubicada en las calles Juan Carrasco e Ignacio Pesqueira. Se trataba de tres salas bastante cómodas y que ofrecían lo que iba saliendo de Hollywood y, a veces, del cine europeo. Aquel «Cinema Delmar 70» cerró sus puertas para ser convertido en las dos salas que conformaban aquellos «Cinemas Gemelos».
Pasaron los años y el progreso que no perdona lo anquilosado obligó a modernizarse. Así pues, desaparecieron todos ellos. Para el gobierno dejaron de tener interés los cines y desaparecieron La Compañía Operadora de Teatros y la Gran Cadena de Oro. Y de la misma forma en que el cine Tropical se fue, lo mismo sucedió con sus hermanos Diana, Reforma, Zaragoza, Ángel Flores y Terraza Mazatlán. Aquel «cinito» errante jamás regresó. Lo que haya sucedido con sus dueños, obligó a cerrar las céntricas salas Acuario, Escorpio y Tauro. La Organización Ramírez se modernizó y cambió de nombre a Cinépolis; su Cinema Delmar 70 fue el primero en desaparecer, le siguieron los Cinemas Gemelos y no hace muchos años mis preferidos los Multicinemas. Sin embargo, esta compañía abrió nuevos conjuntos de salas, más modernas, cómodas y funcionales en esta época de moles… es decir «Malls».

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