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domingo, 8 de octubre de 2017

¿Quién ha visto al Viento?

Antonio Lerma Garay

Una película de la ONU filmada en Mazatlán
¿Quién ha Visto al Viento?

(Tomado del libro Érase Una Vez en Mazatlán, de Antonio Lerma Garay)

Para el año mil novecientos sesenta y cinco la Organización de las Naciones Unidas,   ONU, celebraba sus veinte años de existencia, y como parte de los festejos se habrían de grabar cinco programas de televisión. El primero se titulaba Villancico por Otra Navidad. El segundo de ellos, que habría de grabarse en México, pero específicamente en Mazatlán, se titulaba ¿Quién ha Visto al Viento? Éste trata sobre una familia y otros individuos a bordo de un barco que incesantemente navega entre dos puertos después que su país ha desaparecido como resultado de la Segunda Guerra Mundial. Todos los actores, sin excepción, habían accedido a trabajar para la ONU recibiendo sólo los salarios mínimos que establecía el gremio de actores de Estados Unidos. El director era el estadounidense George Sidney; el actor Edward G. Robinson daba vida al capitán de aquel barco sin patria; la austriaca Maria Schell era la madre de aquella familia y actriz principal mientras que Theodore Bikel, de la misma nacionalidad, era su cónyuge; la británica Verónica Cartwright, de sólo trece años de edad, actuaba como Kiri, la hija de éstos; Stanley Baker, también británico, era el más guapo de los apátridas y servía como enlace entre dicha familia y el resto de los desafortunados viajeros.  En total eran ciento diez personas involucradas en  esta producción.

El programa tenía una duración de noventa minutos. El buque que transportaba al pueblo sin patria era un carguero de catorce mil toneladas con setenta y dos metros de eslora. La producción lo había encontrado en el puerto sinaloense bajo el nombre de “Culiacán” y lo adquirió para la filmación. Fue entonces cuando se le cambió el nombre por el de “Hirundo” y se puso bajo el servicio de una tripulación de veinte personas. En realidad el rodaje del programa pudo haberse efectuado sin el menor contratiempo, de no ser porque se escogió filmar durante la temporada de huracanes.

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El miércoles treinta de septiembre el Hirundo, con la tripulación completa, zarpó de Mazatlán llevando a todos los involucrados en la filmación, pero muy pronto fueron sorprendidos por una tormenta cuyos vientos alcanzaban los cincuenta y cinco kilómetros por hora. Apenas a veintitrés kilómetros de Mazatlán la intensa marejada, con olas de hasta siete y medio metros del altura, desprendió el timón del navío con lo que éste se vio navegando peligrosamente a la deriva. Los actores y la producción estaban asustados al verse en esa situación, algunos creían que el fin se acercaba.  A unos once kilómetros de la costa el capitán del navío decidió que lo mejor era anclar para prevenir que el buque navegara sin control.  Al mismo tiempo se comenzó a pedir auxilio por la radio.

Ese mismo día, pero ya casi de noche, tras recibir los llamados de auxilio, desafiando el intenso oleaje, unos cuantos botes de pescadores de apenas un poco más de cinco metros de eslora llegaron hasta donde se encontraba el barco en peligro. Con sumo cuidado los actores comenzaron a ser trasladados del Hirundo a aquellos diminutos yates. Edward G. Robinson, Maria Schell, Theodore Bikel, Verónica Cartwright, Stanley Baker, Víctor Jory y muchos más fueron rescatados y llevados a Mazatlán esa misma noche.  Sin embargo, unas treinta y cinco personas se vieron obligadas a permanecer en el barco carguero hasta el día siguiente. Esa tarde un remolcador mexicano fue al rescate del Hirundo y lo jaló hasta llegar a los muelles del puerto sinaloense esa misma noche.  Venturosamente en esta ocasión no hubo víctimas, y el incidente no pasó de un gran susto que sufrieron aquellos actores al servicio de la ONU.

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