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martes, 28 de marzo de 2017

Imaginemos...

Que tiene usted una enfermedad grave. Acude al médico quien rápidamente le advierte que tal enfermedad puede llegar a ser mortal por lo que requiere de un tratamiento muy agresivo, en el que no tiene experiencia alguna pero que es indispensable llevarlo a cabo ya que, de no ser así, está usted condenado a lo peor.
Al inicio del tratamiento usted se ve aparentemente sano e íntegro de sus capacidades físicas, con dolencias por aquí y por allá, como muchos de los amigos de su misma edad, pero funcionando y laborando. Empieza el tratamiento y se empieza usted a sentir peor, le dice se médico "no pain, no gain" así que se convence que va a doler pero que vale la pena y... a aguantar vara. Se le empieza a caer el pelo, se le empiezan a caer las cejas, los dientes, pierde peso y masa muscular, se le quita el apetito y empieza a perder las fuerzas, llega a tal grado que empieza a tener problemas económicos por qué a consecuencia del tratamiento no puede usted llevar a cabo su trabajo de forma normal y lo poco que gana se lo llevan sus doctores..
 Pasa el tiempo y empieza usted a cuestionarse si el tratamiento es el adecuado pues se da cuenta que hay muchos conocidos vecinos suyos que han padecido o padecen la misma enfermedad y viven en mucho mejores condiciones que las suyas sin llevar a cabo el tan cacareado tratamiento "agresivo". 
Pero su médico le dice que van ganando la batalla de su enfermedad aunque usted, claramente, se siente cada vez peor. Ya lo dejó la esposa, los hijos lo abandonaron por que no soportaban el mal humor y los maltratos consecuencia de sus tratamientos, sus negocios en picada y su médico obstinado en que va todo bien. Es de su conocimiento que existen otros médicos a los que usted puede acudir, otros tratamientos que en otras personas han tenido relativo éxito o al menos, no tan severas reacciones secundarias ( daños colaterales, les llama su médico) pero cada vez que intenta usted cambiar de doctor, lo amenazan todos aquellos que dependen de los ingresos que usted les proporciona (médicos, residentes, enfermeras, laboratorios, rayos X, farmacias y etc) con el riesgo de que va a empeorar y el hospital entero le dice que todo va bien y que si abandona el camino iniciado, se va a morir irremediablemente. Se da cuenta usted de que su nivel de vida ha caído considerablemente mientras el del gremio de salud que lo atiende ha subido de manera notoria. Todos sus doctores tienen casas en el extranjero, choferes, varios carros, se entera que algunos de los médicos que lo atienden ni titulo tienen, que otros pagaron por fuera para conseguir papeles que acreditaran sus estudios en fin, se da cuenta de que quienes lo atienden tienen por norma la trampa y el chanchullo. 

Y sin embargo, dado el temor que esos mismos doctores le han metido en la cabeza, usted persiste en continuar con aquello que lo está matando.
¿Como se calificaría usted mismo a usted mismo?
Les dejo a Silvio quien nos dice que como Casiopea, hoy sobervivimos apenas a nuestra suerte, lejanos de nuestra estrella y nuestra gente. .
Paco Casillas.
Una de las canciones más sentidas de Silvio
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