Los Mochis, Sin.- Con la ayuda del cabildo ahomense, una
administración municipal que siempre se declaró incapaz de administrar el
Teatro Ingenio, y la incertidumbre existente sobre los terrenos donde se
asienta este edificio, se aprobó con 17 de los 18 regidores el comodato del
teatro por 20 años, a manos de la Impulsora de la Cultura y las Artes (IMCA), comodataria también del Museo Trapiche y el
CIE.
A cambio de ello acordaron los señores regidores que se
apoye a los artistas locales abriéndoles algunos espacios para sus actividades
culturales en el llamado Teatro Ingenio, dentro de los arreglos que se hicieron
con el ayuntamiento, hasta por 35 eventos al año, de los cuales 15 se
desarrollarán en un espacio menor dentro del teatro, con cobros “más económicos”,
así como el aprovechamiento de manera libre del ayuntamiento de Ahome en la
explanada del Teatro.
El regidor Rubén Medina, de Morena, fue quien manifestó su
rechazo y votó en contra de esta decisión e incluso, prácticamente llamó tontos
a sus compañeros de cabildo y al ayuntamiento de Ahome “si la mayor obra de
infraestructura para el desarrollo de la cultura y las artes se otorga en
comodato a particulares”.
Asimismo preguntó durante su primera intervención qué si
cuánto dinero ha recibido el IMCA y quien tiene ese dinero, y más adelante
propondría que el ayuntamiento reciba el 20 por ciento de las ganancias que
registre ese organismo agrupado con empresarios locales.
El regidor panista Miguel Ángel Camacho recordó que los
terrenos del Ingenio Azucarero están en litigio, sin embargo señaló que en caso
de prosperar la demanda conocida de Luis Puente en contra de los empresarios
Alejandro Elizondo y Rodolfo de la Vega, “se pudiera llegar a un arreglo”, con
el demandante.
Cabe señalar que los regidores señalaron que nunca les llegó
la propuesta de la comunidad artística, sin embargo, el escritor Alfonso Orejel
declaró que la propuesta se hizo pública y los regidores se hicieron los “occisos”,
además de la intención de leer la propuesta en la misma sesión, pero el
encargado de hacer la lectura al cabildo en pleno por parte de la comunidad
artística llegó tarde a la cita.
Queda entonces consolidado el monopolio cultural con esta nueva
adquisición en comodato al gupo IMCA
IAP, y con ello, destacaría
Alfonso Orejel, “es una pena que seamos una sociedad civil tan débil, tan
temerosa, para exigir la aplicación de los derechos culturales más elementales.
Y que aquellos que establecen vínculos estrechos con el Poder - acostumbrados a
exigir sumisión y silencio.- se apropien de espacios públicos destinados (en
teoría) a favorecer el enriquecimiento cultural y artístico, gracias a su
enorme capacidad de negociación y presión.
Ya sabíamos que el Cabildo ahomense tenía los dados
cargados. Sin embargo, pensamos que tal vez tendrían un momentáneo lapso de
lucidez y abrirían una convocatoria a la sociedad para que se expresara y
emitiera propuestas. Incluso el IMCA tenía todo el derecho a hacer la propia pero
eso sí, a concursar con las otras. No a obtener la concesión por dedazo”.
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