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martes, 25 de agosto de 2009

HAMBRIENTOS E INCOMPETENTES

Jesús José Guerrero Andrade

Ya se ha dicho, pero a oídos sordos, dormidos, hay que despertarlos con la estridencia del reclamo: uno de los efectos que se observan en México, más que en Latinoamérica, es el aumento en el número de habitantes que sufren hambre extrema. Hambre que no se atiende porque México No tiene un Plan de Desarrollo Económico y se limita a deja hacer, dejar pasar, sujeto a los vaivenes de la Economía Norteamericana como rémora que sigue al tiburón, esperando los restos de comida que deja la actividad depredadora del escualo. Eso a pesar de que se ha demostrado hasta el cansancio que cuando a USA LE VA BIEN a México le va más o menos, pero cuando a los güeros del norte les va mal a los mexicanos les va de la patada.

El Gobernador del banco de México, el Doctor Guillermo Ortiz, el prestigioso economista y cazador de patos y venados, acaba de afirmar (ahora que todo mundo se está animando a decir más o menos la verdad, en la medida que los acontecimientos les van golpeando la cara) que México tiene, en la falta de un modelo económico apropiado y en su exagerada dependencia de Los Estados Unidos, su principal problema de desarrollo y la causa de que la crisis lo esté golpeando de manera especialmente destructiva.

“… Ha habido una pérdida muy importante del empleo y el bienestar familiar. Esa es la consecuencia más inmediata y grave de esta situación. La contracción económica va a ser mayor que la que tuvimos en 1995”, puntualizó el banquero.
El país "…se acerca peligrosamente a una situación de tensión social por el desempleo”, advirtió el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete. "…La gente está preocupada por el día a día, por el qué lleva a la casa para comer, cómo pagar el gas, la renta, los gastos básicos, porque el desempleo, conforme se prolonguen los meses, afecta brutalmente a las familias mexicanas”, dijo el Legislador Perredista.

Un mil doscientos millones de seres humanos están en la clasificación de hambrientos y 200 de esos millones se agregaron en los primeros años del siglo XX1, como consecuencia de las crisis que sufre el sistema de producción para el mercado, de vez en vez y cada vez más seguido. Pero a pesar de ello el modelo Neoliberal sigue funcionando, en beneficio de unos cuantos que acaparan la riqueza mundial y dejando tras de sí una larga, enorme, fila de cruces.

Se vive en la pobreza, en medio de una escandalosa nube de corrupción y de ineficiencia Administrativa que consume los productos escasos a favor de los intereses privados de las empresas y de los funcionarios, con un desdén absoluto para los reclamos y las necesidades de los ciudadanos. El reclamo principal es, por supuesto, abonar a la tarea de corregir la diferencia abismal entre pobres y ricos y el de la generación de oportunidades de empleo y de ingreso, pidiéndoles a los gobiernos que dejen de privilegiar el uso de los recursos públicos en beneficio de unos cuantos y pongan atención principal a las necesidades sociales.

En el 2006, cuarenta y cinco millones de mexicanos no tenían los ingresos suficientes para satisfacer necesidades básicas como Salud, Alimentación Vivienda, Vestido, Transporte y Educación. Para el 2008 la cifra aumentó a 51 millones y en el presente año aumentará en otros tres millones, cuando menos.

Los operadores del injusto sistema económico que tiene hundida en la miseria a la población mexicana, han sido capaces de ocultar con nubes de humo mediáticas los efectos de las enfermedades y de las crisis. Mandan mensajes de tranquilidad presumiendo fortalezas que no se tienen; Muestran cifras esperanzadoras y potencialidades que no existen, para aplacar las ansias de reivindicación de los marginados. Y lo logran.

Hace dos años, cuando la crisis se veía venir en forma de pulmonía devastadora, el más gordo de las caricaturas Calderonistas dijo que para México solo sería un simple catarrito. Cuando el vendaval llegó estrujando las fortalezas mexicanas y poniéndolo en el primer lugar que le pertenece, en el escaparate mundial de las economías más afectadas por la recesión (gracias a su incompetencia secular para crear condiciones apropiadas para el desarrollo), el secretario más comelón del universo conocido y su presidente valeroso dicen, ahora que ya no lo pueden ocultar, que México está arruinado y que necesitan a todos los “güeyes” del país para poderlo sacar de la profunda barranca donde ha caído. Si seremos… ¡aunque no podamos ser más de lo que somos!

Lo mismo se hizo, ocultando las cifras y los hechos verdaderos, cuando el virus de la influenza porcina veracruzana sentó sus reales en el expoliado territorio mexicano. No surgió de improviso como dicen y los Organismos Internacionales de Salud lo venían largamente anunciando, pero a las autoridades de salud Mexicanas les pasó de noche por incompetentes y por omisas.

Igual se dijo que había fortalezas mexicanas suficientes para enfrentar al HINI, pero la verdad es que ni tenemos la capacidad de prevención y diagnóstico, ni tenemos la capacidad de curar a tiempo desde la perspectiva de las 72 horas que admiten los antivirales conocidos. El hecho de que el porcentaje de las muertes sea mayor en México que en los otros países demuestra, sin duda alguna, las debilidades del Sistema de Salud Mexicano y no, PRECISAMENTE, su fortaleza.

Las vacunas no podrán estar disponibles para los mexicanos y hasta hoy solo existe la promesa de la Industria Farmacéutica Internacional de proveer a México de cinco millones de vacunas para finales de Diciembre. Entre los funcionarios Públicos que mantienen secuestrados los medicamentos y los enfermos de Diabetes y de SIDA, prioritarios en el orden de aplicación, se irán los cinco millones de vacunas y no habrá más para detener la segunda y más letal ola de la influenza, que puede doblegar a los humanos, de la misma manera que los vientos tormentosos del sur acaman los robustos trigales del norte.

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